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viernes, 3 de octubre de 2014

¿Podrán hablar?

¿PODRÁN HABLAR?

La mía ya lo ha conseguido.
Ahora le estoy buscando el botón de apagado.... me esta volviendo loca de tanto charlar.


A muchos padres de niños con autismo nos dijeron que si nuestros hijos no hablaban a los 4 o 5 años, era muy probable que nunca lo fueran a hacer.
Sin embargo un estudio reciente de la revista Pediatrics (1), parece revelar otros datos.
Este estudio fue realizado en 535 niños, de entre 8 y 17 años (todos ellos no verbales a la edad de 4 años) y  demostró que el 70% de ellos podía utilizar frases simples y casi la mitad  (47% ) tenía un lenguaje fluente adecuado.
No se encontró relación entre las características demográficas ni psiquiátricas de los niños y la posibilidad de adquirir dichas habilidades del lenguaje.
Cuando se utiliza un análisis multivariado el mayor coeficiente intelectual no verbal y el menor compromiso en la sociabilización parecen ser variables independientes que favorecerían la aparición de lenguaje funcional, lo mismo que su adquisición mas temprana.
Es interesante destacar que los intereses restringidos, las conductas estereotipadas y los aspectos sensoriales parecerían no intervenir como un aspecto fundamental en el desarrollo del lenguaje.
Este estudio demuestra que muchos niños con dificultades severas puede mejorar a través de la infancia e incluso la adolescencia y que trabajar específicamente en los programas de estimulación de los factores predictivos positivos (CI y aspectos sociales) ayudará a promover la aparición del lenguaje.
(1) Predictors of Phrase and Fluent Speech in Children With Autism and Severe Language Delay Wodka, et al. Pediatrics peds.2012-2221

http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2013/02/26/peds.2012-

lunes, 29 de septiembre de 2014

Un halo de esperanza

Algunos niños diagnosticados en edades tempranas -menores de cinco años- de algún trastorno del espectro autista pierden los síntomas 
e incluso el diagnóstico al hacerse mayores", según concluye un estudio promocionado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos

martes, 23 de septiembre de 2014

¿Qué es el autismo?

¿QUÉ ES EL AUTISMO? 

El autismo es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos como trastornos del espectro autista. Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas. El autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. También, está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden oscilar desde leves hasta muy severos.
Los trastornos del espectro autista se pueden diagnosticar formalmente a la edad de 3 años, aunque nuevas investigaciones están retrocediendo la edad de diagnóstico a 6 meses. Normalmente son los padres quienes primero notan comportamientos poco comunes en su hijo o la incapacidad para alcanzar adecuadamente los hitos del desarrollo infantil. Algunos padres explican que su hijo parecía diferente desde su nacimiento y otros, que iba desarrollándose normalmente y luego perdía aptitudes. Puede que inicialmente los pediatras descarten las señales del autismo pensando que el niño podrá alcanzar el nivel deseado y le aconsejan a los padres que esperen y vean como se desarrolla. Nuevas investigaciones muestran que cuando los padres sospechan que hay algo mal con su hijo, generalmente están en lo correcto. Si tienes inquietudes acerca del desarrollo de tu hijo, no esperes y habla con su pedíatra para que sea evaluado.
Si a tu niño lo han diagnosticado con autismo, una intervención temprana es importantísima para que pueda beneficiarse al máximo de todas las terapias existentes. Aunque para los padres puede ser difícil etiquetar a un pequeño como “autista”, entre más pronto se haga el diagnóstico cuanto antes se podrá actuar. Actualmente no existen medios efectivos para prevenir el autismo, ni tratamientos totalmente eficaces o cura. Sin embargo, las investigaciones indican que una intervención temprana en un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, puede tener mejoras significativas para muchos niños pequeños con trastornos del espectro autista. Tan pronto como se diagnostique el autismo, la intervención temprana debe comenzar con programas eficaces, enfocados en el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización y cogninivas.











En qué consiste el autismo

EN QUÉ CONSISTE EL AUTISMO


El autismo es una discapacidad con características que varían en un amplio espectro.
Si bien no se puede identificar a las personas autistas por su apariencia física, por lo general tienen dificultades con el lenguaje o la comunicación, las relaciones interpersonales y la conducta, las cuales a menudo se deben a dificultades sensoriales.
Los diferentes grados de autismo van de moderado a grave.
Es posible que las personas con autismo grave no se comuniquen verbalmente y parezcan indiferentes a las demás personas.
Quienes tienen autismo moderado pueden parecer increíblemente inteligentes, pero quizás parezcan muy extraños al interactuar socialmente. La mayoría de las personas con autismo se hallan en algún punto intermedio de esa escala.

Las personas con autismo tienen dificultades en tres áreas principales

1. Comunicación

  • Reiteran palabras o frases, a veces fuera de contexto
  • Hay falta de reciprocidad (no responden)
  • Ríen o lloran sin razón aparente
  • Interpretan la comunicación de modo literal; no entienden las indirectas verbales o sociales
  • Carecen de capacidad para seguir diversas instrucciones

2. La interacción social

  • Les cuesta expresar a los demás cómo se sienten o lo que desean
  • Tienen una conducta social afectada o prefieren estar a solas
  • Les cuesta entablar contacto visual o emplear la comunicación no verbal
  • No perciben el peligro

3. La conducta

  • Les cuesta adaptarse a los cambios y prefieren las rutinas
  • Son muy susceptibles al exceso de estímulos. Se irritan fácilmente ante los ruidos, las muchedumbres, los hechos simultáneos o el contacto físico
  • Tienen juegos inusuales, rotación de objetos o apego excesivo a objetos
  • Demuestran gran interés en algún tema en particular (por ejemplo, trenes, películas, dinosaurios o animales)
  • Son demasiado activos físicamente o demasiado estaticos.

Cómo prestar ayuda

  • Para comprender mejor la situación de la persona, converse con los familiares sobre sus intereses y el modo de relacionarse mejor con ella.
  • Interactúe de modo relajado y amistoso.
  • Inste a los demás alumnos a no hacerle caso al comportamiento inapropiado y a encomiar a la persona cuando contribuya de manera positiva.
  • No permita bajo ninguna circunstancia que los compañeros de clase se burlen o insulten a otras personas. Sea un ejemplo y busque formas de que las actividades de la Iglesia sean una experiencia positiva para todos.
  • De ser apropiado, inste al resto de los alumnos a proponer formas de incluir a los niños con autismo. Hágales saber que aunque los niños con autismo pueden escoger pasar tiempo a solas, tal vez deseen tener amigos.
  • Hable con la familia o con el responsable del cuidado de la persona con autismo y aprenda a reconocer cómo la persona indica que se siente agobiada.


Sugerencias para la enseñanza

1. Comunicación

  • Prepare un ambiente apacible donde haya pocas distracciones.
  • Dé instrucciones breves y simples. A fin de captar la atención de un niño con autismo, agáchese para estar a la misma altura y diga su nombre.
  • Proporcione orden y organización para ayudar a la persona a sentirse menos ansiosa y más cómoda. Tenga una rutina de clase o de actividades uniforme.
  • Prepare un programa para la clase valiéndose de imágenes o dibujos (por ejemplo, canción, oración, relato o lección, actividad y oración). Señale cada imagen conforme avance en el programa.
  • Use imágenes, objetos, fotografías y videos al enseñar. Por lo general, las personas con autismo tienden a aprender mediante la vista.
  • Recuerde que si una persona con autismo se obsesiona con una idea o pregunta, es improbable que la olvide hasta que se la responda y se sienta satisfecha.
  • Sea flexible; su programa puede adaptarse a las necesidades de la persona con autismo.

2. Interacción social

  • Averigüe lo que la persona hace bien (como armar rompecabezas o cantar) y busque maneras de ayudarla a usar esas aptitudes en el aula.
  • Escoja actividades apropiadas que incluyan la interacción con los compañeros de clase. Use dichas actividades para fomentar la creación de lazos de amistad y el tomar turnos.
  • Considere usar un “sistema de compañeros” en el que un compañero ayude a la persona con autismo cuando sea necesario.

3. Conducta

  • Enseñe con regularidad reglas claras y simples que el niño pueda cumplir.
  • Cuando aparezcan comportamientos inapropiados, reitere la regla y luego aliente al alumno a participar en otra actividad.
  • Encomie conductas específicas cada vez que la persona haga algo bien, como por ejemplo: “Te felicito por cruzar los brazos, Carolina”.
  • Ignore las pequeñas interrupciones y encomie constantemente las conductas apropiadas y los avances.
  • Pregunte a los familiares en cuanto al comportamiento inusual o impropio. Los padres pueden ayudarle a comprender lo que el niño trata de expresar y el modo en que usted podría responder de manera provechosa.
  • Proporcione interacción y actividad frecuentes. No se debe esperar que una persona con autismo se siente por periodos prolongados y escuche con atención. No espere obtener resultados a corto plazo. La paciencia, la persistencia y el cuidado con el tiempo producirán avances.
  • Considere visitar la escuela del niño con autismo. Al hacerlo podría aprender sobre las aptitudes del menor y algunas formas eficaces de interactuar con él. Antes de la visita, deberá solicitar permiso a los padres y a las autoridades de la institución educativa.
  • No se desaliente si el niño deseara sentarse y escuchar en vez de interactuar.
  • Tenga en cuenta que habrá días buenos y malos que podrían ocurrir inesperadamente. Un buen día no significa que esté todo arreglado, así como un mal día tampoco significa que todo esté perdido.